Leí hace muy poquito que algunas aerolíneas han
implementado distintas estrategias para que viajar con niños no sea una
"tortura" para los padres u otros pasajeros que vayan en el mismo
vuelo.
“Tortura” decía, textualmente, el artículo periodístico. Desde
que terminé de leerlo, hasta ahora, me estuve preguntando: ¿por qué debería ser
una tortura para los papás, viajar con quienes forman parte indisoluble de sus
vidas (bueno, al menos, hasta que sepan valerse por sí mismos)?
Salvo para quienes la paternidad fue una sorpresa, diría
que todos quienes tenemos la felicidad de tener niños, construimos una nueva
vida junto a ellos, en la que compartimos la mayor parte de las cosas. Hay
algunas, por supuesto, que pertenecen al terreno de “pareja” y con la Andrea
cuidamos su mantención y cuidado…ahí está nuestra historia de amor, nuestra
intimidad y la sana “aventura” que mantiene viva la pasión…
Irse de vacaciones, entra en el ámbito de lo familiar y,
en consecuencia, planificamos siempre para nosotros tres. Si existe un viaje
proyectado, lo mismo. Pasajes para los tres, asientos para los tres (por una
cuestión de comodidad) y juegos y actividades que nos mantengan entretenidos (¡no
solo al pequeño, sino a los tres!).
¿Es una posibilidad que Darío se comporte de mala manera
y nos haga difícil el viaje? Por supuesto, y más aún cuando solo era un bebé.
Es una opción que está considerada por nosotros y es parte del paisaje del que
debemos hacernos cargo como padres. Podemos minimizar sus efectos, independiente
de que algunos de esos efectos terminen afectando a quienes van en el bus,
avión o tren…
Hay personas a las que siempre les va a molestar la
presencia “dinámica” de un niño. Siento que es inevitable…alguien reclamaba el
otro día en una red social sobre una mamá que subía muy lento en la escalera de
la mano con su hija…otro clamaba por un supermercado sin niños en los pasillos…
Va a sonar a obviedad, pero ¡Todos hemos sido niños! ¿En
qué momento perdimos la memoria? ¿Puede ser que no tengamos paciencia para
aceptar el desarrollo de personas que, como nosotros, también están aprendiendo
de peligros, diversiones y demases?
Poner a los niños al nivel del “humo de cigarro” (un tema
de salud colectiva), no solo me parece una exageración, sino una pérdida de
consciencia masiva, respecto de lo que somos y lo que estamos dispuestos a
tolerar…A mí, por lo menos, pónganme siempre en el mismo carro que los niños,
porque ellos son la vida misma…¡y me encanta vivirla!
No hay comentarios:
Publicar un comentario