viernes, 22 de abril de 2016

Ochenta y Nueve: Cambios Extraños

 “Yo vivía muy bien y con lujos, todo poseía…”, dice la versión latina de una clásica canción de la primera película de Toy Story. ¿A qué alude su letra? Pues al desafío que debe enfrentar Woody con la llegada de un personaje extraño e inesperado como Buzz, que desordena su posición dentro del grupo de juguetes, restándole protagonismo.

“Cambios extraños” se llama esa canción y es el resumen de lo que nos sucede cuando repentinamente nos vemos exiliados de nuestra “zona cómoda”, con la obligación de adaptarnos a un paisaje nuevo, compuesto por otras personas, otro escenario, otras costumbres.

Es lo que le pasa a mi pequeño Darío, ahora que ha dado el paso desde el Kíndergarden al Primer Grado…Y vaya si ha sido impactante para él…

Un patio enorme, en el que ya no hay solo un grupo pequeño de niños conocidos, sino que más de un centenar de niños de diversas edades, topándose los unos con los otros mientras tratan de seguirle el ritmo a su propio juego…Ha sido el primer gran impacto…

Calificaciones y "pruebas" que evalúan su avance académico, también han generado escozor en los niños. Angustia, puedo decir, en algunos. ¿Alguien está preparado, la verdad, para pasar de un estado tan natural como el del Jardín Infantil, a uno bastante más normado, como el de la Educación Básica?

Es una época para observar y monitorear pero, en ningún caso, para presionar. Es el comienzo de una relación que perdurará muchos años, entre nuestros niños y su aprendizaje. Y el anhelo de todo padre, diría yo, es que sea una relación sólida, fluida...ojalá perfecta. 

Lo cierto es que, con los días, la situación se he ido normalizando y lo que en un principio fue tan impactante, se ha convertido en algo más "parte del paisaje". Como adultos, nos pasa lo mismo con los cambios de trabajo, de casa, en los que se modifica el panorama humano alrededor, provocándonos temor e inseguridad...con la ventaja, eso sí, de que nos hemos preparado durante años, en base a la experiencia.

Con Darío, hasta acá, vamos bien. Aunque es solo el comienzo...