“Es que no puedo”, me dice Darío a veces, cuando me tiene
cerca y cree que mi ayuda le servirá para conseguir más rápido su objetivo. En
conversación con su profesora del prekinder, lo terminé de comprender, pues en
ese contexto se comporta muy distinto: es autosuficiente, perseverante y tiene
una alta tolerancia a la frustración.
Tiene lógica. Todos sacamos lo mejor de nosotros cuando
verdaderamente lo necesitamos. En otras instancias preferimos descansar en
nuestros apoyos emocionales, en nuestros afectos, y en la gente en que
confiamos.
“Tú todo lo puedes”, le replico siempre y le recuerdo que
“todo lo que quieras hacer, es posible”. Claro que cada vez que lo hago, pienso
en cómo habría cambiado mi propia actitud, si en los momentos adecuados, me
hubiesen repetido esa frase una y otra vez.
Si hay algo que perdemos con los años, no es la juventud,
sino la capacidad de ver y analizar las cosas sin el filtro de los prejuicios. Aquello
que definimos como límite alguna vez, lo sigue siendo por mucho tiempo…incluso,
olvidamos las razones que nos llevaron a instalarlos como tal.
A los cinco años, tengo claro que Darío tiene marcados
talentos. Algo que, en ningún caso, debe condicionar sus elecciones en lo
sucesivo. Todavía puede ser futbolista, ingeniero, músico o médico, pues no
existe una razón concreta que le impida emprender el esfuerzo que significa
lograrlo.
Solíamos vivir en un mundo en que los adultos repetían
constantemente frases radicales y taxativas con respecto a los niños: “lo que
pasa es que es malo para los matemáticas”; “se parece a su madre, por eso nunca
puede concentrarse”; “es igual al papá: no le gusta el deporte”…
Emprendí cosas tarde, lo que no significó que no
obtuviera los resultados que buscaba. Aprendí a tocar guitarra a los 20 (como
en el quinto intento) y a partir de eso, compuse canciones y tuve un grupo por
10 años…¿Por qué no sucedió antes? Porque probablemente, no puse todo el
esfuerzo que requería. Más allá de eso, solo podría alegar por algunos detalles
del contexto.
10, 20, 40 o 100 niños de 5 años, tienen hoy el mismo
potencial. Las mismas posibilidades de llegar a ser lo que quieran ser. Para
algunos, puede que sea más fácil, pues tendrán una cuota “adelantada” en su
talento. Otros, podrán suplir ese hándicap poniendo constancia, tesón y
profesionalismo…
Pero nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho de
decirles que no pueden…
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