jueves, 29 de agosto de 2019

Ciento Dieciséis: Enfrentar para Aprender

Leo muchas historias de personas que inventaron enfermedades y otras excusas para eludir los bailes folclóricos de septiembre en el colegio, ya sea por miedo al ridículo o por pudor de su propio cuerpo (si les tocaba bailar pascuense).
Me parece que no es la escuela precisamente la "responsable" de cómo nos sentimos cada vez que estuvimos incómodos, sino nuestra formación familiar y la influencia de lo social en nuestras emociones.
De hecho, agradezco que profesores y contextos educativos me hayan puesto en incomodidades muchas veces, porque eso no me dejó más alternativa que enfrentarlas.
Independiente de como resultaron para mí en su momento, esas situaciones recrearon un mundo "real", en el que me he sentido incómodo todavía más veces. Y casi siempre, inesperadamente.
Superé miedos bailando, recitando, exponiendo, actuando...Lo pasé mal en ocasiones, pero entiendo que vivirlo en la adultez pudo haber sido mucho más impactante, pues no nos desenvolvemos en el ambiente contenido de un colegio. Y vaya que es diferente.

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