Con estupor he visto circular en redes sociales el aviso de
una clínica privada chilena promocionando sus servicios para la “circuncisión
infantil”. Con 41 años, 3 hijos y una década escribiendo sobre crianza, me
parece justo y necesario usar esta voz, que ustedes han honrado con su
fidelidad, para gritar muy fuerte que LA CIRCUNCISIÓN ES MUTILACIÓN. Y que me
disculpe la tradición milenaria de alguna religión, pero lo es. No es una
cuestión “natural”.
En pleno estallido social por condiciones más justas para
vivir, este tipo de “ofertas publicitarias”, creo que se guían por la misma
lógica que nos ha llevado a la crisis actual. Eso de hacer negocio con las
necesidades de las personas.
La estrechez del prepucio, que no deja asomar la punta del
pene, se llama fimosis. Y fue históricamente corregida mediante ejercicio
mecánico. Y cuando ya se había hecho demasiado tarde para dicho proceso, con
una brevísima incisión en la piel del prepucio, se solucionaba el problema para
siempre.
Ahora veo un aviso publicitario que vende la circuncisión
completa, como la “solución definitiva a los problemas de higiene”. ¿Es en
serio? Esa solución siempre ha existido: se llama agua + jabón todos los días.
Es una institución médica, que se supone seria, vendiéndonos el “sillón de don
Otto”. ¿Qué viene luego? ¿Sacarnos todos los dientes para evitar las caries?
Y de este lado, el de los usuarios/pacientes, tenemos una
situación bien particular. Dado que nos falta largo trecho por llegar a una
verdadera corresponsabilidad en la crianza, la persona que toma las decisiones
respecto a esta situación termina siendo la mamá…No cabe duda que con buena
intención, pero asumiendo la recomendación médica como final. Dejando afuera la
perspectiva masculina.
Desde que emergió con fuerza el necesario movimiento
feminista, he visto pasar un montón de bromas y chistes respecto al
desconocimiento que tenemos los hombres respecto al placer femenino. Y me he
reído de buena gana, porque muchos me identifican y la mayoría apunta a
incompetencias reales que tenemos los hombres en relación a cómo viven el sexo
las mujeres.
Con esto de la circuncisión, he descubierto que ellas
también desconocen mucho respecto al placer sexual de un hombre. Una mamá que
decide la circuncisión completa, está condicionando para siempre la vida íntima
de su hijo, pero parece que en su análisis no está incluyendo esa variable.
Existen casos documentados de traumas, bloqueos e incluso, intentos de suicido,
por las consecuencias que ha acarreado a algunos hombres una operación en la
que no tuvieron posibilidad alguna de decidir. Ni siquiera opinar.
En concreto: para un hombre esta operación significa, con
el tiempo, la pérdida completa de la sensibilidad en el glande (cabeza del
pene), lo que limita en un porcentaje importante, el tipo de experiencias que
podrá incorporar en su futura vida sexual.
Es cierto, son niños, tienen 2, 3, 4 años, pero todos algún
día serán adultos. Todos querrán vivir sensaciones plenas. Todos querrán tener
la certeza de que nadie les limitó el futuro. ¿Por qué no considerar una segunda, tercera, o cuarta opinión, para esta importante decisión?
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