miércoles, 24 de agosto de 2022

Ciento Veintisiete: Sobre el Lenguaje que Usamos

Yo cuido mucho mi lenguaje. Incluso en contextos más laxos como el estadio de fútbol. O manejando el auto.

Hasta si estoy solo, he aprendido a administrar el uso de palabrotas, para que no me ocurra un exabrupto de manera inesperada. 

No quiero que los niños normalicen un uso indiscriminado de las groserías. Con el mayor, de 13, ya conversamos sobre ciertos espacios donde sí puede haber cierto relajo (ni me imagino cómo se garabatean entre pares a esa edad 😳😳). Aunque me deja tranquilo el hecho de que comprende y aplica criterio sobre otro tipo de conversaciones.

¿Tratarlos a ellos a garabato limpio? Lo he visto en la calle y me duele en el alma, porque acá ni se nos pasaría por la cabeza. La grosería como método "disciplinario" humilla, denigra y genera un recuerdo horrible que ensucia la infancia completa.

¿Trato amistoso con
garabatos, especialmente con hijos varones y no con las hijas? Lo sigo viendo, seguro ustedes también en su entorno. ¿Patriarcado y machismo otra vez? En efecto, pero "suavizado" por esa suerte de autoconvencimiento de que se trata de una diferencia "natural" de género (de la cual proviene eso de que las mujeres no pueden decir malas palabras). Y claro, de que a los niños varones "les hace sentir más grandes y más hombres" que se les trate como pares, con garabatos.

No son nuestros pares, son nuestros hijos. 

#papaenrodaje #crianza #paternidad #maternidad