Leo muchas historias de personas que inventaron enfermedades y
otras excusas para eludir los bailes folclóricos de septiembre en el colegio,
ya sea por miedo al ridículo o por pudor de su propio cuerpo (si les tocaba
bailar pascuense).
Me parece que no es la escuela
precisamente la "responsable" de cómo nos sentimos cada vez que
estuvimos incómodos, sino nuestra formación familiar y la influencia de lo
social en nuestras emociones.
De hecho, agradezco que profesores y contextos educativos me
hayan puesto en incomodidades muchas veces, porque eso no me dejó más
alternativa que enfrentarlas.
Independiente de como resultaron para mí en su momento, esas
situaciones recrearon un mundo "real", en el que me he sentido
incómodo todavía más veces. Y casi siempre, inesperadamente.
Superé miedos bailando, recitando, exponiendo, actuando...Lo
pasé mal en ocasiones, pero entiendo que vivirlo en la adultez pudo haber sido
mucho más impactante, pues no nos desenvolvemos en el ambiente contenido de un
colegio. Y vaya que es diferente.
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