viernes, 16 de agosto de 2019

Ciento quince: Vasectomía


Todas y todos sabemos de qué se trata, aunque todavía se trata de una intervención lejos de ser popular. ¿Por qué? Pues principalmente porque, desde que se masificaron los métodos de anticoncepción, la sociedad endosó la responsabilidad de su uso a la mujer. Claro, al final “es ella la que queda embarazada y la que tiene la responsabilidad del hijo”.

En otra columna profundizaremos en aquella perversa idea, solamente resumir que “libera” al hombre de su rol de pro-creador de una nueva vida. Hasta el día de hoy se acepta; se pasa por alto; se minimiza; se normaliza el hecho de que un hombre se desligue se sus responsabilidades de padre. Y al mismo tiempo, se traslada toda esa carga concreta y emotiva a la madre, que debe asumir sin chistar todo lo que un/a hija/o trae consigo.

¿Y el condón? Bueno, siempre ha sido una manera sencilla de bloquear embarazos no deseados y también enfermedades, pero no son infalibles. Y en una relación estable, hay que decirlo, es muy agradable poder dejar de usarlos. ¿Pastillas? A muchas mujeres les han generado efectos secundarios peligrosos, como desequilibrios hormonales o aparición de quistes indeseados.

La vasectomía es una manera sencilla, de RESPONSABILIDAD MASCULINA, para dejar de engendrar, cuando hemos tomado la decisión de no traer hijos al mundo. O de haber traído ya las criaturas suficientes (que es mi caso, con 3 hermosos y pequeños muchachos).

Durante el embarazo de los mellizos, con la Andrea decidimos que sería yo el que tonaría las riendas del asunto. Era lo mínimo que podría comprometer luego del esfuerzo de mi compañera de casi 20 años, de llevar 9 meses en su vientre a nuestras actuales alegrías. Era lo mínimo que podía hacer como hombre, para asegurarnos una estupenda vida en pareja para todo lo que viene.

Y hace poco más de una semana, lo hice.

Estoy aún en rodaje en cierto sentido, pero la intervención ha sido de lo menos traumática que me ha tocado experimentar (y me he operado varias veces). Ambulatoria, 30 minutos, me fui a la casa esa misma tarde. Al día siguiente me tocó hacer un taller con uno de mis clientes. Todo tan normal, que uno llega a sorprenderse.

Aparecen dolores, después de unos 3 días, no les voy a mentir, pero son muy menores. Tienen que ver con el roce, principalmente, y son muy llevaderos. ¿Qué viene ahora? Pues volver lentamente a toda la normalidad posible. Incluyendo el deporte, con un partido de fútbol luego de 2 semanas.

Con el sistema de salud que uno tenga, no cuesta tanto. Coticé en un par de lugares y me quedé con el que me dio más confianza. Creo no haberme equivocado. No es cuestión de plata, en verdad, porque toda la inversión se recupera en ahorro de otros métodos. Y queda esta tranquilidad de haber resuelto un tema importante para siempre. Y haberlo hecho desde nuestra tan privilegiada masculinidad, sin echarle encima a nuestra pareja una nueva y difícil decisión.

Más detalles en Instagram: https://www.instagram.com/papaenrodaje/


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