miércoles, 3 de abril de 2019

Ciento Catorce: Es Hora de Igualdad


Fue en una de tantas intervenciones como consultor. La dinámica incluía una pregunta en que los asistentes indicaban y comentaban sobre "una persona a la que admiraban".
El ejecutivo, un caballero de gran clase y recorrido, dijo: "yo admiro a mi esposa". Todos pusimos atención a las palabras que iban a acompañar esa frase: "la admiro porque durante los más de 30 años que llevamos juntos, se dedicó a nuestros hijos de tal manera que nunca levantó el teléfono para molestarme por algo o pedirme que resolviera una situación sobre ellos. Me dejó trabajar tranquilo, mientras ella se hacía cargo de todo".
No hubo comentarios. Tampoco los hice, porque no tenía la confianza para hacerle ver mis críticas a su triste historia.
Sí he tenido confianza con otros, a quienes conozco de mucho tiempo, para enseñar, corregir, hacer ver...para instalar consciencia sobre lo que significa la Igualdad de Género, que hoy es una de mis más profundas convicciones.
Me he peleado con gente. Sé que algunos dicen que me he vuelto amargo o "falto de humor". Sé que algunos creen que "Toledo se puso extremo con lo de la Igualdad". Felizmente, estoy en una etapa de la vida en que la sensación de estar haciendo lo correcto es más satisfactoria que la evasión de un posible conflicto.
Sé que algunos (y peor que eso, algunas), deben criticar solapadamente a mi esposa, por haber asumido yo un nivel de protagonismo mayor en la crianza de nuestros dos últimos hijos. ¡Vaya ridiculez! Como si los roles de género instalados por una sociedad anacrónica fueran más importantes que el respeto por el otro, el compañerismo y el amor.
"A mí no me identifica el feminismo, porque creo que uno tiene que ganarse las cosas por su propio mérito", leo decir a algunas mujeres en redes sociales. Probablemente, desconocen en qué consiste el "mérito": sólo funciona en canchas que son parejas, y acá y en casi todo el mundo, estamos lejos de contar con esa condición de base.
"Tengo un esposo que me quiere y me regalonea; hijos que me respetan; hermanos que me cuidaron siempre. No tengo razones para adherir a la causa feminista", postean otras. ¿En serio se puede ser tan egoísta? ¿Saben por lo que tienen que pasar las mujeres en países musulmanes o las que son mutiladas sexualmente en países de África? Y más cerca: ¿Saben de la brecha de sueldos que existe entre mujeres y hombres en Chile? ¿Saben que, a estas alturas del año, ya llevamos 10 mujeres asesinadas por sus ex parejas, que creían que ellas eran de su "propiedad"? Parece que no les importa.
No voy a marchar hoy, porque no me corresponde. Pero mi lucha por la equidad es cotidiana y quienes me conocen lo saben de sobra. Me verán en ello acá o cuando nos veamos en directo. En la conversación habitual o en la misma TV.
A mis camaradas hombres, la invitación a hacerse conscientes de nuestros privilegios y, desde ahí, comenzar a construir un discurso diferente. El cambio puede iniciarse en el mismo grupo de whatsapp en que sueles compartir pornografía, chistes machistas o misoginia en cualquiera de sus formas. O en el almuerzo en casa de tu madre, al terminar y levantarte a lavar los platos, o llegar con la comida comprada para que ella descanse de su dinámica de las últimas 3 décadas.
La Igualdad de Género no es un capricho. Es un acto de justicia. Y todas y todos seremos cada vez más felices al avanzar, aunque sea lento, hacia un escenario diferente. Uno mejor.

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