Mi hijo mezcla fantasía con realidad. Lo hace todo el
tiempo, como cualquier niña o niño de cuatro años. Así también lo hacía yo en
su momento, proyectando e inventando mundos en que los problemas no existían, o
eran resueltos rápidamente por fuerzas sobrenaturales. Muy probablemente,
gracias al altruismo y compromiso de algún superhéroe.
Los años nos hacen más vulnerables a las dificultades. Y
cada vez menos conscientes de que nos “ahogamos en vasos de agua”, de que
asumimos una actitud naturalmente negativa frente a lo que nos ocurre, antes
siquiera de analizar sus alcances.
“Papi, me mojé”, me dice Darío desde el asiento de atrás
del auto, pues el jugo que iba tomando, le chorreó por la polera…Antes de que yo pueda esbozar un lamento, me mira y agrega: “No importa, papi, espera a que se
seque”.
Complicación sencilla, solución sencilla. ¿En qué momento
nos vamos enredando tanto? ¿En qué momento perdemos esa infalible lógica
infantil que nos permitía disfrutar mucho más de cada momento?
Cierto, comparto muchas cosas de este mundo con Darío, me
esfuerzo porque comprenda los contextos y tome decisiones en base al
conocimiento que va adquiriendo. Pero es impresionante el impacto que tiene en
mí la retroalimentación que me da con sus preguntas y con sus acciones, tan
despojadas de paradigmas y prejuicios.
“Dios es más grande que tu problema”, suelen decir
algunos adhesivos y souvenirs de diferentes religiones. La lección cotidiana de
Darío hacia mí, es que siempre hay conceptos o ideas que sobreponer a aquello
que llamamos, a priori, “problemas”, independiente de si somos creyentes o no.
Nadie decide enfrentar dificultades. Pero sí tenemos la
opción de elegir cómo salir de ellas. Parece una declaración de tal sencillez
que asombra, mas no tenemos demasiado tiempo para incorporarla a la rueda de lo
cotidiano. O no tenemos demasiadas ganas de hacerlo.
Sentirme cómodo en la complicación, es algo en cuyo
escape estoy trabajando de manera constante. Darío me ayuda con sus ideas. ¡Son
tan parecidas a las que alguna vez tuve!
Hace unos meses tengo tu blog en el listado de favoritos de mi telefono, he recomendado a varios amigos recientemente padres a que te leyeran; pero la verdad es que ultimamente teniendote al alcance de mi mano tantas veces al dia (literalmente) hace mucho que no te visitaba. Particularmente hoy necesitaba que alguien me recordara la cantidad de vasos de agua en vano en los que sistematicamente nos vamos sumergiendo... Y la casualidad/causalidad me hizo pasar x aqui mientras espero en la fila para pagar mis impuestos. Gracias x la refrescadita de memoria y correrme de la comodidad de las complicaciones...
ResponderEliminarnatacha, gracias por dedicar un tiempo para compartir este mensaje conmigo...justamente ayer respiraba profundo, haciendo una lectura diferente de eso que rápidamente comenzamos a llamar "problema"...y me fue bien haciéndolo...terminé de manera fabulosa el día...un beso grande y lo mejor para ti
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