sábado, 5 de enero de 2013

Sesenta y Seis: Rabietas


¿Cuántas páginas se habrán escrito respecto del control o respuesta frente a las rabietas de los niños? En las librerías, los estantes correspondientes nos ofrecen múltiples teorías para apoyarnos, sobre todo, en momentos críticos. Esos momentos en que tenemos la sensación de haberlo probado todo, y cualquier cosa nueva, viene a ser una opción.

En términos de crianza, de hecho, me parece que solo hay más material en relación al “sueño infantil” (otro de los desafíos de los años iniciales), que libros orientadores respecto a “qué hacer”, cuando estamos perdiendo el control, frente a las actitudes de nuestros hijos.

Las rabietas no han pasado de moda. Muy por el contrario, se han puesto a tono con la época y tienen nuevas variantes, que ponen a prueba a la generación de padres actuales, como para que no tengamos oportunidad de relajo o distracción.

Razones para una rabieta, hay infinitas. La mente de un niño procesa las circunstancias de una manera muy distinta a la nuestra. No hay demasiados análisis, no hay demasiada paciencia…si algo no les parece (una negación; una promesa incumplida; una solicitud rechazada), solamente fluye su reacción, con todo el ímpetu que pueden liberar a estas alturas de su vida (no es poco).

Convertir la rabia en juego; establecer límites y castigos claros; acoger con cariño…son muchas las estrategias posibles. ¿Secretos o claves? Ninguno, cada niño es un mundo con cualidades propias y como padres, no terminamos nunca de recorrerlo.

Sentirse tranquilo, por las decisiones y por los resultados, puede ser una buena medida para evaluar nuestras acciones. Y aún así, es prácticamente imposible concluir que lo hicimos “bien”, o “mal”. Esto, pues lo más probable es que las rabietas no se acaben de un día para otro. O peor que eso, que no se acaben nunca.

Finalmente, lo que estamos consiguiendo, estrategia tras estrategia, es hacernos cargo de una situación que es parte inseparable de la infancia. Y estamos aprendiendo a estar contentos con la manera en que la enfrentamos. Al final, los resultados, no lo son todo.

2 comentarios:

  1. No sabes cómo te entiendo!
    Después de pasar un atarde espantosa ayer, en el médico donde no paró quieto ni un instante y reclamaba mil cosas a la vez y yo no podía más que placarle y él intentando zafarse...un horror!
    Pero lo peor fue cómo me sentí yo, muy mal por no poder tranquilizarle, que es lo que se supone que hacen las madres.
    Soy consciente de que está pidiendo algo, pero no doy con la tecla, a pesar de haber pasado las últimas tres semanas las 24 horas los cuatro juntos.
    Si pudieras compartir tus 'trucos'!

    Abrazos desde España

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  2. Hola Paz!!

    No sabes cómo me identifica eso del doc...y claro también eso de quedar como "incompetente", frente a algo que se supone debemos manejar (el comportamiento de nuestros hijos). Pero como toda suposición, es solo eso...


    Como "truco", algo que ni siquiera es "truco"...no quedarse pegado. Hay tácticas que funcionan una vez, pero no por eso van a funcionar siempre. Así también hay unas que no han funcionado, pero que puede resulten más adelante.

    Claves definitivas no hay (creo yo) y eso viene a ser el encanto/tortura de criarlos y quererlos...

    Un beso y gracias por tu mensaje!!!

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