viernes, 13 de enero de 2012

Cuarenta y Tres: No me digas que no

Eran las 20.30 horas de ayer. Darío recién había cenado y estábamos en el auto, enfilando el rumbo hacia nuestro querido hogar. Vi las galletas de Vino (sus favoritas) a un costado de mi asiento, tomé una y se la ofrecí: “¿Quieres una galleta? Su respuesta fue certera y definitiva: “No”.
Era la primera vez que expresaba conmigo una negación tan clara y créanme que me dio una satisfacción enorme. El “No” es un adverbio tan necesario como subvalorado, a lo largo de la historia de la humanidad.
De veras, si uno revisa algunos hitos en la línea de tiempo mundial, se encuentra en un alto porcentaje con aceptaciones, afirmaciones y declaraciones de “sí”, que se han vuelto célebres por sus consecuencias (no necesariamente positivas para sus responsables).
Los “no” son pocos. Y si hubieran sido más, probablemente otro gallo nos cantaría. Decir que “no” cierra puertas, por cierto, pero lo hace en virtud de una preferencia personal. Cada vez que nos negamos a algo, estamos diciendo: “éste soy yo y esta parte de mí no estoy dispuesto a cambiarla”.
Darío me dijo que “no” respecto de una cuestión trivial, pero rotunda. Lo sentí como la expresión más profunda de su personalidad (que con la Andrea ya entendemos que es bastante complicada) y como la primera de un sinnúmero de oportunidades en que optará por negarse, en su existencia.
Decir que “no”, independiente de sus implicancias, es entregar una respuesta definitiva y contundente, que no permite la especulación o la sospecha. Tenemos miedo, a veces, de decir que “no”, para no quedar mal; para no perdernos alguna invitación o, simplemente, tenemos dudas respecto de la conveniencia de negarnos…y dilatamos la respuesta, hasta que simplemente, el tiempo se lleva las posibilidades.
Ser claro, pienso, es una virtud. Y aunque haya periodos en que acumulemos muchos “nos”, frente a quienes rodean, les aseguro que esa trasparencia será valorada por ellos. La cosa es no abusar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario